8 de abril de 2014

Piratería y narcotráfico: el triángulo México-Colombia-Ecuador




Los periodistas Alejandra S. Inzuna, Pablo Ferri Tórtola y José Luis Pardo integran el colectivo Dromómanos. Los reportajes que estos profesionales han dedicado al narcotráfico en América Latina han recibido el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, que el diario El País ha concedido en su edición de 2014.

 


Su trabajo ha venido publicándose en la revista semanal Domingo, perteneciente al diario mexicano El Universal. Pueden verse las distintas entregas publicadas desde agosto de 2012 aquí

 


Hoy quiero comentar el magnífico trabajo que han dedicado Alejandra S. Inzuna y Pablo Ferri Tórtola a la relación existente entre piratas y narcotraficantes, que ha dado lugar a que los cárteles mexicanos y colombianos hayan convertido a Ecuador en una de sus bases de operaciones. 

 

 Fuente: www.zonu.com


 

Según nos cuentan en las dos partes de su excelente reportaje Los piratas de la droga, en los últimos años los marineros ecuatorianos han venido narrando historias de narcotraficantes y piratas (a menudo, con acento colombiano), quienes, armados con AK-47, asaltan y secuestran barcos por la noche. ¿Con qué fin? Para transportar la droga o robarles el combustible y los víveres, abandonando a las tripulaciones a su suerte. 

 


En ocasiones, los piratas de la droga utilizan estos pesqueros como estaciones de combustible flotantes. Así, sus lanchas pueden repostar y seguir desarrollando su actividad criminal en la zona.

 


Por ejemplo, en San Pablo de Manta, una de las ciudades portuarias más importantes de Ecuador, atuneros, camaroneros, pangas y lanchas rápidas se despliegan por todo el litoral. Varios de esos pesqueros han sido secuestrados para ser utilizados por el narcotráfico.

 


En ocasiones, los delincuentes se aproximan a los barcos solicitando ayuda o pescado y, entonces, los abordan y se hacen con su control. Se trata de engaños que también hemos visto en otras latitudes: por ejemplo, en el Golfo de Adén  y protagonizados por los piratas somalíes. 

 


Los reporteros explican que el auge del narcotráfico y sus piratas en esta zona se inició a partir del año 2009. En ese momento el Gobierno ecuatoriano decidió convertir la lucha contra el negocio de la droga en un asunto nacional. Para ello prescindió de la ayuda que, durante diez años, Estados Unidos había brindado desde el Puesto de Operaciones de Avanzada de San Pablo de Manta. Desde allí se habían llevado a cabo casi 8.000 operaciones contra el narcotráfico en once países, siendo hundidos, sólo en el litoral ecuatoriano, 46 barcos relacionados con esta actividad criminal. Cerrada la base, los piratas del narcotráfico colombiano y mexicano se adueñaron del mar. Ecuador se convirtió en una de las principales rutas del narcotráfico en el continente americano.

 


De ahí que algunos empresarios hayan aumentado la seguridad en sus barcos, desplegando cámaras de vigilancia y contratando incluso guardias de seguridad. Ecuador no es Somalia, pero algunas de las soluciones puestas en marcha para luchar contra los piratas se asemejan bastante. Y también en Ecuador los piratas han intentado asaltar atuneros, hasta ahora sin éxito. 

 


Como nos cuentan los periodistas que firman el reportaje, en Ecuador, como en Somalia, quienes forman parte del negocio de la piratería acaban saliendo de la pobreza y haciendo ostentación de su recién ganada riqueza: vivienda nueva, vehículo último modelo… Por ello, algunos pescadores se pasan al bando de los narcotraficantes. Y, al igual que ha ocurrido en el Este africano, las prisiones ecuatorianas ya no dan abasto para albergar a tanto preso relacionado con el tráfico de cocaína.

 


Fernando Carrión es investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). En su opinión, la inseguridad portuaria y la corrupción han permitido que arraigue el crimen organizado transnacional en Ecuador. El país se ha convertido en “plataforma para que los cárteles puedan operar desde aquí". Y, además, con el riesgo de que meter a estos criminales en las cárceles sólo sirva para fortalecerlos. Las prisiones son útiles para el crimen organizado: no rompen las redes y les permiten reforzar sus vínculos, al igual que ocurre en México y Colombia.  

 


Los sicarios han hecho acto de presencia en Ecuador por primera vez hasta el punto de que el ayuntamiento de San Pablo de Manta ha prohibido que más de una persona pueda circular en una motocicleta, dado que este es el medio desde el que los criminales cometen sus asesinatos. Los sicarios se anuncian en Internet.

 


Incluso empresas dedicadas al envasado de pescado han sufrido registros policiales: no sólo empacan también droga, sino que son utilizadas para lavar el dinero del narcotráfico, que se camufla fácilmente gracias a este tipo de negocios. Para algunos, las denuncias que se presentan contra estas empresas parecen producirse sólo cuando no ha habido acuerdo en el reparto del botín y alguien decide dar el chivatazo. 

 

En febrero supimos que varios buques de la Marina ecuatoriana desarrollaban labores contra la piratería en tres de los puertos donde los pesqueros habían sufrido más ataques: se trata del triángulo formado por Santa Elena, Guayaquil y Puerto Bolívar, todos ellos situados al Sur del país.

 

 

Pero apenas a unos 50 kilómetros al Sur de Puerto Bolívar y por esas mismas fechas, la inseguridad marítima llegaba también al vecino Perú. Los pescadores de Puerto Pizarro, cerca de Tumbes (Perú), se quejaban de los asaltos que sufrían por parte de piratas, esta vez sí, ecuatorianos. El botín suele consistir en la ropa, los víveres, el combustible, el sistema de navegación y los teléfonos móviles. También acostumbran a robar la pesca para revenderla luego en el mercado local. Unos días más tarde, dos pescadores habían resultado heridos en la misma área tras un nuevo asalto. 


Fernando Ibáñez.


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